sábado

Luchar

Sí, he peleado. ¿Quién? ¿Tú? Eso no te lo creo. Claro que sí ¿Acaso no puedo? Lo hice, y no me molesta confesarlo. ¿Y contra quién fue?. Una señora, una tipa que ya me tenía harto, y no es la primera vez que me trata mal.

Esa vieja arrugada que se cree la gran cosa, que al fin y al cabo no es nada. Ella es toda una puta, una reverenda prostituta que le hace honor a ese oficio, y pido disculpas a las chicas de la vida fácil por incluir a un ser así en esta categoría, pero esa es la verdad.
Y ella piensa que no sé que se acuesta con su jefe, cree que no sospecho de esas largas "juntas urgentes" que tiene con él.

¿Por qué te peleaste?. Lo hice porque su grado de petulancia ya colmo mi paciencia. Le dije todas sus verdades, poco me faltó para enumerarlas, y es que no hay derecho que a uno lo traten así, eso se llama abuso de autoridades, si se le puede llamar así a ella, autoridad de las secretarias putitas será.

Y claro, no pienso disculparme, no pienso ceder ante ella, no le haré caso al pelele de mi profesor, pobre huevas tristes, él quiere que me coma mis palabras y le pida perdón, "por las muchas barbaridades" que le dije a esa.

Jamás, no voy a retroceder, ni mucho menos, y no me importa el poder que ella tenga sobre la verga de su jefe, porque yo defenderé lo que pienso, porque sé que es verdad, y no me creo ningún mártir de la verdad, nada de eso, pero en este caso yo tengo la razón, y llámame testarudo si quieres, pero no daré paso atrás, seguiré adelante.