lunes

Mi vida televisada (I)

Se apagan los reflectores. El congresista que está a mi lado se levanta enfurecido, me insulta. Hoy, esta noche, lo he dejado en ridículo. Vocifera palabrotas dignas de un ser horrendo como él. Se quita el micrófono del pecho y lo lanza contra el sillón.

Click, click, click. Los chicos de la prensa logran captar ese gesto. El pusilánime parlamentario se enfurece aún más, pero se contiene, sin decir nada se aleja de mi, pero antes de salir voltea y me mira como si yo fuese el más asqueroso bicho que exista en el planeta.

Soy, como dicen en el acervo popular, un hombre de éxito. Tengo un moderno auto, poseo una casa ubicada en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, y mis cuentas bancarias nunca descienden de las cinco cifras. Lo tengo todo, pero a la vez nada.

Soy popular. Uno de los rostros más queridos en la televisión de mi país. Odiado por los políticos corruptos que se quieren esconder en los callejones oscuros de la ciudad, pero que para su mala suerte, por lo general, esos pasadizos no tienen salida.

Mi salto a la televisión fue casual, yo no lo quise así, de hecho, siempre odié a la televisión, me parecía que era un mundo lleno de envidias, de rencores absurdos y de amistades hipócritas, y al parecer no me equivoqué, es así.

A regañadientes mis padres me consiguieron trabajo en un canal que un amigo de ellos dirige. Yo era parte de la producción del programa, me ocupaba de llamar a los entrevistados de la semana y de concretar una cita. Este programa periodístico salía al aire cada fin de semana. El conductor era una persona cuadrada, con lentes de montura gruesa y peinaba sus canas hacia el lado derecho. Nunca me cayó del todo bien. Y su horrenda cara de sapo tuvo un final inesperado.

Un fin de semana como cualquier otro, faltaba poco menos de media hora para que el programa comience y el conductor cara de sapo no llegaba. Eso era demasiado extraño, por lo general él entraba al canal con dos horas de anticipación a la emisión del programa.

El productor lo llamaba desesperadamente a su celular, lo llamó a su casa, pero él no aparecía...
...

viernes

Mescolanza (I)

Ahora entiendo, dependo de los demás. Estoy sentado frente a mi computadora, he estado aquí durante 5 horas, he estado solo, y me he sentido triste, abandonado, melancólico. ¿Dónde están todos?
Ningún amigo responde, y ahora entiendo, dependo de ellos. Al escribir estoy siendo consciente que pareceré el hombre más deprimente que haz conocido, pero quizá me haz agarrado tristón, disculpa por eso. No pretendo que este post sea largo, solo quiero seguir escribiendo para escapar de esta soledad que me consume.

He estado pensando muchas cosas últimamente querido lector, he meditado acerca de conseguir una novia, siento que la necesito, me he puesto a pensar y creo que se lo diré uno de estos días, le diré que la amo, que la quiero, y sé que ella me rechazará, pero no me importa, porque solo eso quiero escuchar, quiero oír su no como respuesta.

No sé cuándo se lo diré, pero será muy pronto, espero que antes de Navidad. Espero sentado que algún amigo se acuerde de mi, que me llame o que me hable por Internet, pero nada. Y no me siento abandonado, siento que yo soy el culpable de todo esto, porque no he sido sincero con ellos, porque no les he dicho cuánto de verdad los estimo, y ahora me doy cuenta que debo valorar el tiempo con ellos. Solo quiero que alguno de ellos me diga: "Hola, ¿Cómo estás?", pero no sé cuánto rato más esperaré.

domingo

Seré periodista

- ¿Qué?
- Voy a estudiar periodismo, papá.
- ¿Cómo?
- Así como lo oyes.
- No te creo, de qué vas a vivir, vas a ganar poco dinero, no hay periodistas con mucho dinero, todos son pobres.
- No me importa, papá. Yo no quiero el dinero, tener mucha plata no me hace nadie.
- ¿Por qué no puedes ser abogado como tu primo?
- Porque no me gusta, ser abogado es aburrido.
- ¿Aburrido? ¿Sabes acaso cuánto dinero tiene él?
- Prefiero mil veces morirme de hambre y hacer algo que me gusta, que vivir amargado y con mucho dinero. Así no seré yo papá. Así no.
- De verdad que eres extraño.
- ¿Extraño? Me llamas así solo porque quiero vivir de algo que me va a llenar el alma, que me va a hacer conocer personas, lugares, que me va a hacer vivir momentos inolvidables.
- Te pones en riesgo.
- Eso es lo que me gusta del periodismo, papá, eso es. Vivir todos los días con algo nuevo, con una nueva historia, y será así.
- No vivirás de fantasías, cómo sino quieres criar a tus hijos, ¿Haz pensado en tener familia?
- Claro que lo pienso, y todos los días. Creo que lo mejor que le puedo dar a mi hijo o hijos es conocimiento puro, contarles mis anécdotas, las experiencias que he vivido, y que viviré, porque quiero ser periodista hasta mis últimos días, porque sino no me sentiré vivo.
- Ten cuidado en lo que te metes.
- No te preocupes papá.
- Suerte entonces.
- Gracias.
- Sabes hijo.
- Dime.
- Yo también quería ser periodista.

Errar es humano

Detrás de tanta belleza siempre se esconde algo de mugre. Lo sabía, claro, desde siempre, pero no quise ver, porque no deseaba quitarme esta venda que cubría mis ojos, y ahora solo es un simple listón que ya no volverá jamás a tapar mi vista.

Y es que no entiendo por qué lo hace, o quizá especulo, y espero que sea así, porque sino, perderé toda la fe que le había dado, y esta vez no he sido tacaño, pero bueno, por algo es así, el destino quizá, JA, tonterías, eso del camino trazado no existe, al menos eso creo yo, cada uno escribe una nueva página en la vida, y lo hacemos de manera consciente, porque con cada decisión que damos, marcamos un paso más.

Errado quizá este yo, pero mientras no se demuestre lo contrario entonces estaré observando a la distancia, cual vigilante silencioso, y al final daré un veredicto, y espero sea algo bueno.

sábado

Luchar

Sí, he peleado. ¿Quién? ¿Tú? Eso no te lo creo. Claro que sí ¿Acaso no puedo? Lo hice, y no me molesta confesarlo. ¿Y contra quién fue?. Una señora, una tipa que ya me tenía harto, y no es la primera vez que me trata mal.

Esa vieja arrugada que se cree la gran cosa, que al fin y al cabo no es nada. Ella es toda una puta, una reverenda prostituta que le hace honor a ese oficio, y pido disculpas a las chicas de la vida fácil por incluir a un ser así en esta categoría, pero esa es la verdad.
Y ella piensa que no sé que se acuesta con su jefe, cree que no sospecho de esas largas "juntas urgentes" que tiene con él.

¿Por qué te peleaste?. Lo hice porque su grado de petulancia ya colmo mi paciencia. Le dije todas sus verdades, poco me faltó para enumerarlas, y es que no hay derecho que a uno lo traten así, eso se llama abuso de autoridades, si se le puede llamar así a ella, autoridad de las secretarias putitas será.

Y claro, no pienso disculparme, no pienso ceder ante ella, no le haré caso al pelele de mi profesor, pobre huevas tristes, él quiere que me coma mis palabras y le pida perdón, "por las muchas barbaridades" que le dije a esa.

Jamás, no voy a retroceder, ni mucho menos, y no me importa el poder que ella tenga sobre la verga de su jefe, porque yo defenderé lo que pienso, porque sé que es verdad, y no me creo ningún mártir de la verdad, nada de eso, pero en este caso yo tengo la razón, y llámame testarudo si quieres, pero no daré paso atrás, seguiré adelante.

jueves

Cansado

Sí pues, a veces amanezco así, cansado. Y es porque no todos los días tengo que tener ánimos para aguantar la Universidad, porque las energías se me van y es necesario que alguien me diga: "Oye, despierta", alguien que me haga reaccionar.

La vida, se supone, tiene que ser fácil para un chico de 20 años, pero la mía no es así. Es un garabato hecho por un loco ebrio que se quiere burlar de mi, porque los párpados me pesan y no tengo ganas de hacer algo. Y él intenta ayudarme, pero yo me niego, me enterco en lo que pienso y le doy la espalda.

A veces suelo ser así, y no es tristeza, no, claro que no, simplemente es desmotivación, y pierdo fuerza porque quisiera escribir mejor, porque quisiera ser mejor persona, porque quiero aprender de todo y ser algo en la vida, porque esta vida es difícil cuñadito, y claro que lo es, porque nadie tiene piedad de nadie, y es así. Hazte duro a la fuerza, así a ti no te guste porque sino camarón que se duerme se lo lleva la corriente, así que despierta de una vez.

A darle duro, no flaquees, que para flaco ya estas bien así. Eso, esa es otra cosa que quiero mejorar, mi peso, y es que cuando empecé a crecer perdí toda la robustez que adquirí en la infancia, extraño mi cabello ondulado, extraño esas épocas en las que solía vivir a mi manera, sin que nadie me moleste, pero ahora, ahora tengo seguir lo que otros me dicen, y no me gusta, por eso estoy cansado.

Cosas inconclusas

Casi siempre dejo las cosas a medio hacer, la mayoría de las veces las dejo porque me da flojera, o quizá porque pierdo el interés.
Muchas de esas cosas tratan sobre mi y la escritura, porque tengo algunas ideas para libros que espero algún día publicar, pero siempre empiezo bien, comienzo entusiasmado, pero termino dejándolo. Al final siempre encuentro esas libretas regadas por algún lado de mi habitación, ignoradas por mi falta de compromiso.

A veces no termino de ordenar mi cuarto, aunque parezca insulso y banal, tenía que decirlo. Me siento culpable, pero los recuerdos que recorren todo mi cuarto hacen que me olvide de lo que estaba haciendo y me sumerja intensamente recordando ese paseo, mirando esa foto y pensando, ¿Cómo pasó esto?
Veo también esos regalos que recibí de personas que ya no están más en mi vida, personas que se fueron tomando un rumbo extraño.

Quiero hacer también 2 cortometrajes, me imagino las escenas y las encuentro divertidas, y no es que yo sea un genio de la cinematografía, no me creo un gran director, pero escribir guiones me ayudan, porque reflejan esa necesidad extraña que tengo por escribir.

No terminar las cosas te trae problemas, siempre finaliza lo que estas haciendo. Yo no quiero que este blog se llene de polvo, no quiero que pasen arañas por aquí. Esperen que ya escribiré más seguido.

sábado

No dejes de AMAR

Lucía llega a su casa. Está cansada, porque viene del colegio. Hoy aprendió a multiplicar. Deja su mochila encima del sofá y no escucha las reprimendas de mamá. Se olvida del mundo. Ahora solo le interesa algo. Ver a su perrito. Tilín, su cachorro. Uno muy inusual, que solo se queda dormido debajo del lavadero y que tiene un mancha en forma de corazón en una pata.

Tilín nació gracias al sacrificio de su Mostaza, su madre. Los veterinarios le advirtieron a Lucía que Mostaza solo daría a luz si se sacrificaba. Si daba la vida por su cría. Lucía volvió ese día llorando. Se encerró en su cuarto y no quiso ver a nadie, ni siquiera bajó a cenar. Luego de eso Mostaza nunca fue la misma. Cada vez que Lucía la veía, ella le respondía con una mirada de pena, como si cada día se acabara el mundo. Como si ya no existiese un mañana.

Tilín vino al mundo mientras Lucía estaba en el colegio. No pudo despedirse de Mostaza, ya llegó muy tarde. Se quedó viendo el pequeño bulto que contenía a Mostaza, y se paró ahí, como haciendo guardia, para que nadie le arrebatase a su querida mascota. Luego de eso Tilín se convirtió en el nuevo propósito de Lucía. Cada tarde lo sacaba a pasear y le daba de comer.

En uno de esos paseos, Lucía se percató de algo que nunca había visto antes. Muy cerca de su casa había un grupo de personas conglomerados cerca a una carpa. Lucía se acercó y para su sorpresa habían cinco perros. Todos ellos estaban metidos en algo que parecía una gran cuna. Tenían comida, agua y ropa. Estaban bien cuidados. Una señora la mira y dice: "¿No deseas adoptar un cachorro?" Lucía la mira sorprendida, y tiene ganas de volver a su casa, pero luego vuelve a mirar a los perros sin dueño, sin casa. "Solo tienes que llamar a tu mami, a ver si quiere, no te cobramos nada". ¿Quién regala perros así por así? Nadie. ¿Es que acaso esta señora está loca? Hay algo escrito en la gorra de la señora. Fundación A.M.A.R. Qué significa. 

Lucía ve que un niño saca un perro de la gran cuna y se lo lleva. Su papá habla con la señora de la gorra, firma unos papeles y luego se va. Lucía observa al niño, se va contento. Mese al perro en sus brazos, como si fuera un bebé. Lucía regresa a su casa con Tilín, busca a su mamá, y la encuentra en la cocina.

"¿Mamá podemos tener otro perro?" "¿Otro?" "Sí, mamá, te prometo que lo voy a cuidar muy bien, al igual que Tilín" "Pero Lucía no tengo dinero para comprar otro" "No, mamá. En el parque hay gente que regala perros" "¿En el parque Candamo?" "Sí ven, vamos"
Lucía deja a Tilín en la casa, sale con su madre y ve que aún sigue la carpa ahí. Muchos de los curiosos ya se han ido. Llegan a la carpa y Lucía deja que su mamá hable con la señora de la gorra. Otro niño más está viendo la gran cuna, le pregunta a un señor quiénes son y él le responde: "Somos de la Fundación A.M.A.R. y rescatamos perritos o gatitos que han sido abandonados o heridos, siempre estamos acá, en el parque Candamo, todos los sábados" Lucía voltea para ver a su madre, y ve a unos gatos dormilones tirados en su jaula. Se les ve tan vagos. 

La mamá de Lucía dice que escoja cualquier perro. Ella ve a uno muy parecido a Mostaza y lo saca de la gran cuna. Lo carga y este le muestra su cariño lamiendo la cara de Lucía. Ella está contenta. Tiene otro cachorro más. Ella nunca olvidará ese nombre. Fundación A.M.A.R.

miércoles

Pidan más

A veces me cuesta demasiado tiempo escribir. A veces simplemente desaparezco en el vacío y dejo que me pierda en un universo sin sentido, una galaxia sin color que no deja de desaparecer cada vez que pestañeo. Un mundo que da vueltas en mi cabeza y que aplasta todas mis ideas.

A veces simplemente mis dedos no pueden teclear palabras, no llegan a escribir un verso y la paupérrima prosa que manejo a mi corta edad se desvanece. A mi cerebro se le acaba la tinta y mis neuronas protestan porque me esfuerzo por crear alguna idea que sea digna de ser lanzada en Internet. De ser leída por algún anónimo usuario que no comenta mis posts por pura flojera.

Pero es verdad, a mi también me da flojera comentar los posts de otros blogs, y no porque no lo merezcan sino porque la burocracia de Google hace que todo sea complicado. Pero me gusta escribir en este blog porque es lo único mio que tengo, que posea y que nadie podrá quitarme.

Y ahora recurro a ti amable lector, comenta por favor, ya que gracias esas cortas palabras de aliento que me das, sirven para que yo mantenga vivo este blog. Una página que surgió como una obligación, una página que valió una nota aprobatoria en un curso, pero que ahora se ha convertido en un espacio donde yo puedo expresarme libremente. Donde nada, ni nadie podrá pararme.

domingo

De la nada

Las cosas sin sentido suelen ser graciosas, porque comienzas de la nada y al final terminas con algo bueno, porque a veces una canción melancólica suele servir, porque las risas ajenas de incentiva. Porque ese ruido metálico que se va alejando me atosiga día y noche, a pesar de que yo tapo mis oídos, ese ruido siempre está presente, y cuando siento que se aleja vuelve con su impaciente sonar.

Vivo, por ahora, rodeado de cartones, cajas inservibles que intentan guardar y ocultar su contenido de ojos enemigos. De miradas de aquellos que no se merecen mi respeto. Sobrevivo cada tarde, porque mi vida normal acaba cuando el sol brilla, porque mi vida termina cuando atravieso esa puerta oxidada, cuando veo a ese tipo, y cuando él hipocritamente me saluda con la mirada.

Y yo veo a esas personas grises, que anhelaron toda su vida esto, algo que para ellos es un sueño, uno utopía que no va a acabar muy pronto.

Porque siempre atravieso ese pasadizo, y siento como todos observan mi caminar y sé que dentro de ellos se burlan de mi, y ellos tienen una carcajada cruel, que me enferma, que me enfurece. Que te marea.


En el lugar equivocado

¿Alguna vez te haz sentido descontento con lo que haz estado haciendo? Crees que estas fuera de lugar. Me siento frustrado, me siento decepcionado de mi mismo. Siento que esto consume mi vida y que está mal. Que ya lo dejé una vez y no sé qué hago sentado otra vez aquí. Un lugar que no vale la pena.

Trabajo para el Estado. Llegué aquí debido a la presión de mi hermana para que yo trabajase y pudiera pagar mis estudios y deje de joder a mis padres. Que los deje en paz por una vez en la vida.

Trabajo en un lugar en donde ser chupamedias es un oficio. En donde las cosas no son como deben ser. Un lugar horrible, en donde la esperanza y la alegría han sido dejado de lado. Fueron sustituidos por la hipocresía, por la mentira. Por sentimientos negativos que terminan por destruir a uno.

Y sigo pensando, "esto es una gran mierda", he perdido algunos amigos, personas que merecían continuar. Pero ahora son suplantados por sujetos "conocidos" de mi jefe. Ese viejo cascarrabias que no es feliz, y que goza ver sufrir a los demás.

No siento que deba sacrificarme por mi trabajo, ya no, no se lo merece. No merece el esfuerzo de nadie. Solo me consuela que toda esta gran mentira se acaba en unos meses. "Qué pena on´, tendrás que buscar otro trabajo pé varón."

viernes

Agallas


Me faltan muchas agallas para enfrentar a un delincuente. Defender a mi chica de esa porquería que quiere robar.
Me faltan agallas para decirle de verdad lo mucho que la amo, para decirle que sin ella mi vida quizá sería muy rutinaria.
Me faltan agallas para enfrentarme a ese huevas tristes que fue mi amigo. Y que ahora se ufana de seguir siéndolo.
Me faltan agallas para salir a explorar el mundo, para poder coger mis maletas y no estar sentado aquí escribiendo.
Me faltan agallas para poder enfrentar el futuro, porque yo quiero un hijo pero los demás dicen que no debo, que aún no maduro, ellos no entienden que quizá mi mayor sueño sea tener un hijo.
Me faltan agallas para embarcarme en una aventura sin retorno, para abandonar a mis padres y vivir a mi manera.

Me faltan agallas para poder enfrentar mis miedos. Miedos que con el tiempo van cambiando, y que al final solo se convierten en temores.
Me faltan agallas para estudiar. Ya lo hice por un buen tiempo, y ahora solo me da flojera.
Me faltan agallas para terminar de escribir una novela. Siempre las comienzo, me entusiasmo y termino tirando las libretas por cualquier lugar.
Me faltan agallas para decirles sus verdades a esas personas que me caen mal. Porque me gusta más odiarlas en secreto, maldecir sus miserables vidas y que se pudran en ellas.

Me faltan agallas para dejar de escribir. De alguna manera esto me mantiene vivo, me desfoga de todos mis problemas.
Me faltan agallas para terminar trepando un cerro y gritar lo más fuerte posible. Para poder soltar todo lo que siento dentro.
Las agallas son algo difícil de obtener, pero al final sé que las tendré. Sé que podré derrotar a todos. Porque cobarde no soy.

jueves

Un café y el aeropuerto

Creo que debimos terminar lo que empezamos. Tú retiras tus manos y me miras de una manera extraña. Yo te suplico quedarte, pero no hay remedio para esto, tienes que irte. Veo que tu mamá está a lo lejos, me mira a mi y creo que siente nostalgia por esos momentos felices que pasamos los tres. Se da cuenta de que la veo y voltea la mirada, corre a ver dónde está tu padre.

Tú acaricias mi rostro y espero que no lo hagas por última vez. Espero de verdad que vuelvas y sigamos con lo nuestro. Te alejas del asiento y pretendes abandonar la mesa. "Aún no haz terminado tu café" "Ya no quiero, tengo que irme mi avión me deja". Odio a ese intercomunicador, y odio que los vuelos no sean continuos, odio que te vayas tan lejos, odio que tengas que dejarme.

Y entonces empiezo a recordar la época de felicidad en la que vivimos por mucho tiempo. Tiempo que quizá se extendió más de lo que yo iba a pensar, y es que jamás imaginé que una chica como tú podría fijarse en alguien como yo, en un perdedor que no tenía rumbo, en alguien que solamente tenía ese sueño vago de vivir de lo que escribe. "Nanda tenemos que irnos" Tu mamá te llama y yo ruego por irme contigo, pero no puedo, porque sé que si lo hago simplemente nada será igual, porque estaremos en tierras extrañas.

Me vuelves a mirar. Esos ojos café que tanto me gustan ven en mi corazón y me siento desnudo ante ti. Siento que puedes percibir mi deseo de que te quedes. Que no te alejes. Y entonces coges la taza de café y te la tomas. Sonríes y te vas. 

martes

El amor cura

Aquí sentado y tratando de escribir algo para ti, quizá te dedique mi epitafio, o simplemente un verso, pero lo que sí te voy a decir es que eres buena conmigo, y a veces pienso que no me lo merezco.
Apareciste saltando cuando yo estaba en cuidados intensivos, y ya nadie se acordaba de mi, trato de disimular mi tristeza y desazón ante ti, pero al final te das cuenta y abrías esas alas de ángel bondadoso y me protegías.

Fui sanando poco a poco gracias a ti, logré extirpar el tumor y mejoré extraordinariamente, al menos ya lograba respirar por mi cuenta, y muy pronto podría caminar solo. Resulta que esa sonrisa que tienes también me sana, más de lo que tú imaginas. Y es por eso que tú sonríes con muchas ganas y a veces hasta compartimos carcajadas.

Me enseñaste a correr, te agradezco por eso, me enseñaste que la vida a pesar de todo vale la pena, y así los últimos rezagos del cáncer que me persiguió durante los últimos meses de mi vida desaparecieron. Me curaste del todo.

Y cada vez que ese cáncer amenaza con volver, tú me tomas de la mano y sonríes, con hacer eso despejas cualquier mal, haces que todo mejore. El amor cura, simplemente tienes que dejarlo pasar, abre tu corazón y no lo rechaces. El amor sana, te lo digo yo que he estado gravemente enfermo. Y ahora contigo gozo de buena salud, no quiero que llegue a perderse eso, no quiero que te alejes, porque muy a mi pesar, al final dependo de ti, eres mi droga, eres ese antídoto que no podré dejar, mi adicción. Por favor no te vayas y aleja ese veneno.

Ser famosa (Despertar)

Ella avanza y suelta su guitarra rota y descompuesta. Se sube la blusa, y no comprende dónde está. Solo sabe que antes que perdiera la conciencia todo era un caos, una conmoción, una fiesta.
Ella mira a todos lados y solo ve gente ebria, vasos rotos y algo de sangre derramada. Vuelve a cerrar los ojos para recordar qué ha pasado, qué ocasionó todo esto, pero no logra recordar y solo le duele más la cabeza. Juliana está confundida.

Luego atina a caminar y lograr escapar de esto que parece un sueño mal hecho, una travesura de Morfeo. Juliana se coge el cabello y siente algo pegajoso en él, qué podría ser. Es sangre. De quién, de ella, acaso del tipo que estaba al costado de ella y ahora luce moribundo. ¿Cuánto tiempo habría permanecido inconsciente?

Juliana alcanza una ventana y mira por ella. Ese sol traicionero la ciega y la hace pensar: "¿Qué hago aquí?". Y entonces recuerda a su amiga, Amanda. Voltea y no la ve. La busca con la mirada, pero solo alcanza ver viejos ebrios que tienen la panza descubierta.

Y cuando ve hasta donde ha llegado entonces recuerda a su padre. Él siempre lo apoyaba, pero ahora una lágrima recorre su rostro porque se da cuenta de que él no está aquí, ya no más, porque un ebrio con un carro se lo arrebató. Y ella no pudo hacer nada. Simplemente escapó.

Juliana mira la hora. Es hora de escapar.

domingo

Esa niña

Esa niña a la que odio que me cae demasiado, demasiado pesada. Es tan manipuladora, tan malcriada, tan arrogante.
Esa niña a la que odio se pasea y juega con sus muñecas y pretende ser una niña-buena, pero cuando le das la espalda te da una buena patada en el culo.
Esa niña a la que odio ya sabe insultar, y lo hace de mala manera, te dice insultos que ni yo podría decir, ella se vuelve buena cuando su madre está cerca.
Esa niña a la que odio es una entrometida. Ella suele interrumpir todo lo que hago y simplemente lo destroza.
Esa niña a la que odio siempre me exaspera porque siempre hace cosas que a uno lo sacan de su lugar, siempre despiertan mi furia y mi sinrazón.
Esa niña a la que odio desbarata y desordena todo lo que amo, todo lo que yo quiero llegar a conservar.
Esa niña a la que odio tiene el control total de la situación, porque todos piensan que por ser aún una infante entonces dice la verdad, y es inocente, no se dan cuenta acaso de que ella es perversa y tiene malas intenciones.
Esa niña a la que odio también me tiene cólera, porque yo a ella la pongo en su sitio y porque yo soy el único que se atreve a enfrentarla. Porque a mi esa cara de niña-buena no me funciona, porque sé lo que ella esconde detrás de esa mirada.
Esa niña a la  que odio está ahora a mi lado sonriendo, y yo no sé que querrá ahora, pero sé que no es nada bueno.
Esa niña, Esa niña, y lo peor de todo es que es parte de la familia.

jueves

Mentir

Mi mamá dice que debo mentir, pero ella me enseñó a no hacerlo. Papá dice que no prosperaré en la vida sino miento. Yo le respondo que mentir es malo, que al final una mentira se descubre, y cuando uno miente no puede dejar de hacerlo.

Mamá culpa a papá de que hayamos perdido nuestra linda casa en una zona bonita,  porque papá fue muy honesto, y que por él ahora tenemos que vivir en una casa grande en las afueras de la ciudad. Ella dice que estamos así por ser tan honestos, que solo triunfan los mentirosos y pone como ejemplo a unos tíos ricos que tengo, que su vida se basa en mentiras, y que por eso ellos se revuelcan en billetes y deshonestidad, pero que de todas formas eso no importa porque al final y al cabo tienen plata.

Conozco amigos que han mentido sin ningún remordimiento y son felices, siguen siendo hipócritas y siguen besando a sus enamoradas. Pero a mi no me gusta mentir, quizá para algunos sea una necesidad. Un escudo en el cual pueden encontrar refugio. Mentir será la solución del futuro. Mamá, yo no quiero mentir.