Despierto feliz. Ella coge mi cabello, lo remueve, juega con él. Ella me besa tiernamente, ella aún me ama. Muerde sus labios y sonrié para mi. Soy su espectador favorito. Y entonces empieza a reir. "Qué pasa" "Todo esto hace que recuerde esos sueños de niña que tenía" "¿Por qué?" "Miranos, estamos acostados en la alfombra, el árbol está lleno de regalos y estoy contigo" "¿Eso soñabas?" "Sí, ¿te parece gracioso ahora?" "Me parece de lo más hermoso".
Ella se levanta, se acomoda el cabello, lo amarra en una coleta y alisa ese vestido blanco que le dio su abuela. Yo aún quiero seguir echado, y que ella esté aquí a mi lado. Ella va a la cocina y yo veo cómo se aleja. Voltea y me dedica una tierna sonrisa. Regresa con dos tazas de chocolate. Se sienta a mi lado.
Ella coge uno de sus regalos y comienza por romper la envoltura. Es una blusa de parte de su madre. Es hermosa como ella. Tiene una flor estampada. Una rosa.
Ahora me pasa un regalo que me mandó mi padre. Él siempre tiene malos gustos, siempre suelen ser agendas o cosas de señores viejos que yo termino por desechar. Pero esta vez, él coincide conmigo. Es una remera, un remera extraña pero bonita. Ella me mira curiosa y pregunta por qué miro tanto a la remera. "Mi papá nunca me regala cosas así".
Ella abre otro regalo. Este es de su hermano menor. Es una agenda. Una extravagante agenda. Lo abrimos y vemos que todo está en alemán. "Él quiere que aprenda alemán", yo me río del regalo. Ella me pasa uno para mi. Es de ella. Es una caja pequeña. Es algo liviana. "Ábrelo".
Con cuidado rasgo el papel. Voy desenvolviéndolo. Destapo la caja. Dentro hay un corazón de papel. Y en el fondo una nota. "Mi corazón es tuyo". Yo volteo, la miro y ella viene y me besa. Tú eres el regalo que esperaba.
1 comentario:
Regalos como esos... mejor guardarlos en el recuerdo!...
Jenn...!!!
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